Hola, gente bonita :)
Hace más de una semana, estaba haciendo zapping porque me resistía (inútilmente) a este aparatito tan chachi llamado laptop, cuando de pronto me encontré con un programa del Canal 22 que me llamó mucho la atención. Iba de libros y se llamaba Triángulo de letras. Los invitados del programa eran escritores de cuentos infantiles, por lo que estaban charlando sobre la satisfacción que les da el convivir con sus lectores. Uno de los autores (de quien no pude captar el nombre), mencionó que su prueba de fuego es que los niños tomen su cuento y lo lean una y otra vez, así como él solía leer y volver a leer sus cuentos favoritos.
Hace más de una semana, estaba haciendo zapping porque me resistía (inútilmente) a este aparatito tan chachi llamado laptop, cuando de pronto me encontré con un programa del Canal 22 que me llamó mucho la atención. Iba de libros y se llamaba Triángulo de letras. Los invitados del programa eran escritores de cuentos infantiles, por lo que estaban charlando sobre la satisfacción que les da el convivir con sus lectores. Uno de los autores (de quien no pude captar el nombre), mencionó que su prueba de fuego es que los niños tomen su cuento y lo lean una y otra vez, así como él solía leer y volver a leer sus cuentos favoritos.
Seamos niños, jóvenes o adultos, a veces nos enamoramos y empatizamos tanto con una historia que la hacemos nuestra incontables veces. Ellos usaron una denominación que me encantó: héroes de la repetición.
Me vi a mí misma, leyendo incontables veces mis cuentos de Disney y El principito de Antoine de Saint-Exupéry. Desafortunadamente, de pequeña no leí mucho, así que son pocas las obras que fueran parte de mi infancia. Sin embargo, ya de grande, leí muchas veces Harry Potter; al menos hasta el cuarto libro, que era el último publicado por aquellos tiempos. Poco después se vinieron muchos libros, pero el gusto por la lectura se dio en primer lugar, por el ejemplo de mis hermanos lectores, y en segundo, por el amor genuino que sentí por esas historias.
Me vi a mí misma, leyendo incontables veces mis cuentos de Disney y El principito de Antoine de Saint-Exupéry. Desafortunadamente, de pequeña no leí mucho, así que son pocas las obras que fueran parte de mi infancia. Sin embargo, ya de grande, leí muchas veces Harry Potter; al menos hasta el cuarto libro, que era el último publicado por aquellos tiempos. Poco después se vinieron muchos libros, pero el gusto por la lectura se dio en primer lugar, por el ejemplo de mis hermanos lectores, y en segundo, por el amor genuino que sentí por esas historias.
Como los autores decían: para crear grandes lectores del futuro, necesitamos tener grandes lectores hoy. Y eso lo lograremos fomentando la lectura, enseñándoles que si un libro nos encanta, jamás se nos hará aburrido o pesado leer.
En las escuelas, se les pide a los niños y adolescentes leer clásicos. Yo misma tuve que leer La Iliada y El Quijote, los cuales me aburrieron a morir. No estoy diciendo que no sean buenas historias, pero cuando tenía entre trece y quince años, no eran precisamente el tipo de historias que buscaba. No lo son, aún. Mi cerebro lector aún no está listo y no lo voy a obligar. Poco a poco vamos expandiéndonos más, así que pienso que todos deberíamos leer lo que nos embona en el momento y poco a poco, explorar otros géneros, otro tipo de textos. Si no estamos contentos o realmente interesados en nuestras lecturas, podemos leer por leer sin sentir ni comprender.
Por eso los niños repiten sus lecturas, por que se enamoran de esas historias, y nosotros también podríamos hacerlo, no hay nada malo en ello. Existen muchos libros por leer y ni con diez mil vidas alcanzaríamos a leerlos todos, así que no pasa nada malo si de vez en vez, volvemos a leer aquellos libros que tanto nos enamoraron.
En las escuelas, se les pide a los niños y adolescentes leer clásicos. Yo misma tuve que leer La Iliada y El Quijote, los cuales me aburrieron a morir. No estoy diciendo que no sean buenas historias, pero cuando tenía entre trece y quince años, no eran precisamente el tipo de historias que buscaba. No lo son, aún. Mi cerebro lector aún no está listo y no lo voy a obligar. Poco a poco vamos expandiéndonos más, así que pienso que todos deberíamos leer lo que nos embona en el momento y poco a poco, explorar otros géneros, otro tipo de textos. Si no estamos contentos o realmente interesados en nuestras lecturas, podemos leer por leer sin sentir ni comprender.
Por eso los niños repiten sus lecturas, por que se enamoran de esas historias, y nosotros también podríamos hacerlo, no hay nada malo en ello. Existen muchos libros por leer y ni con diez mil vidas alcanzaríamos a leerlos todos, así que no pasa nada malo si de vez en vez, volvemos a leer aquellos libros que tanto nos enamoraron.
Para despedirme, solo quiero hacer una pregunta: ¿ustedes fueron o son héroes y heroínas de la repetición? ¿Qué libros leen y vuelven a leer? ¿Cada cuánto tiempo lo hacen? He conocido a personas del mundo bloggeril que jamás vuelven a leer un libro que ya leyeron porque hay muchos libros más por leer. En lo personal, no podría hacer eso.
Yo, heroína de la repetición
i. el principito – antoine de saint-exupéryii. harry potter y el prisionero de azkaban – j. k. rowlingiii. carmilla – joseph sheridan le fanuiv. el vampiro – john william polidoriv. el perfume – patrick süskindvi. crepúsculo – stephenie meyervii. harry potter y la orden del fénix – j. k. rowling
Me despido por esta vez. Adieu!