Autor: V. C. Andrews
Editorial: Plaza y Janés Editores S. A.
Páginas: 416
ISBN: 840 149 321 8
Opinión Personal:Es una novela escrita por V. C. Andrews y publicada en 1979. Es el primer libro de la saga Dollanganger, y al cual le siguen los títulos Pétalos al viento, Si hubiera espinas, Semillas del ayer y Jardín sombrío. Narrada en primera persona por Catherine Dollanganger, la novela nos introduce a la vida temprana de cuatro hermanos que son aislados del mundo en un ático.
Comencé a leer “Flores en el Ático” porque una amiga me dijo que era un libro muy bonito. Así que me lo prestó y comencé a hundirme entre sus páginas. Al principio, no estuve muy segura si me agradaba la voz narradora que V. C. Andrews le había dado a su personaje protagonista, Cathy Dollanganger, pero conforme avanzaba en la historia, comencé a entender a Cathy, a ver el mundo desde su perspectiva.
El amor no llega cuando quiere. A veces surge de pronto, contra la voluntad de uno.
Decir que “Flores en el ático” es un libro diferente a todo lo que he leído, es verdaderamente injusto. Realmente no encuentro las palabras para describir a detalle cuánto lo amé y cuánto lo odié, al mismo tiempo. Pero no se asusten. Si digo que lo odié, no es porque estuviese mal escrito, sino porque es de esos libros tan realistas —con personajes tan humanos y situaciones tan injustas— que nos hacen sentir de verdad.
Hablar sobre la historia y los personajes me resulta bastante complicado, porque no quiero arruinarles una futura lectura anticipándoles ciertos sucesos que me impactaron. Creo que es conveniente contarles que en el libro se toca un tema que muchas personas pueden llegar a considerar un poco controversial. Estoy hablando del incesto. ¿Entre quienes? Bueno, eso no se los diré.
Por malas que parezcan las cosas, raras veces llegan a ser malas de verdad.
La historia es contada por Cathy, la segunda hija del matrimonio Dollanganger; comienza a narrar su historia, en un estilo parecido al de Charles Dickens, según ella. Mientras leía, podía sentir el resentimiento de Cathy hacia las personas que jo dieronsu vida y la de sus hermanos. Y es así, como entre mucha palabra, Cathy nos introduce a la vida feliz que solía tener con su familia antes de que su padre falleciera en un accidente automovilístico. A partir de allí, todo da un giro y tiene que mudarse, junto a su madre y a sus hermanos, a la casa de la abuela. O eso es lo que ellos piensan. Al llegar a la gloriosa mansión, Cathy y sus hermanos son puestos bajo el régimen estricto de la abuela y son confinados a vivir en una habitación solitaria y abandonada que está conectada con el ático. Lo que solo eran unos días dentro de aquel lugar, se convierten en semanas y meses. El tiempo pasa y no se puede detener; sucede lo mismo con el desarrollo físico, mental y emocional de los personajes. Dentro de ése ático suceden muchas cosas y se encuentran respuestas bastante dolorosas a las preguntas que Cathy hace con tanta curiosidad.
También quiero comentar que la religión y las reglas están siempre presentes. Quizá es por esto que el tema del incesto y las acciones antiéticas de los personajes, cobran tal importancia. Me gusta, porque me hizo pensar cuántas cosas tan atroces se llegan a hacer en nombre de la religión y de Dios.
No está de más, claro, decirles que me enamoré de Christopher, el hermano mayor de Cathy. Y de Cory, uno de los gemelos y hermanos menores. Carrie, la otra gemela, me pareció insoportable desde el principio por ser una niña un poco berrinchuda. Pero bueno, esos son rollazos míos, jeh. La madre de los hermanos Dollanganger, la abuela y el abuelo, fueron personajes maravillosos y desagradables, que no serán olvidados tan fácilmente.
En conclusión, estoy ante una historia muy sabrosita. En mi opinión, Andrews supo cómo escribir su novela, de forma que no aburriese o resultase un poco tediosa, a pesar de no contar con escenarios diversos y muchísimos personajes. Aquí es notable que no se necesitan cincuenta personajes para hacer la historia diversa y emocionante. Definitivamente la lectura me pareció muy ligera y con un buenísimo contenido. Ni qué hablar de los mensajes y personajes. Tiene un final bastante cerrado y si bien hay algunas cosas que quedan un poquito suelticas, son tan mínimas que realmente no llego a pensar que se necesite de una segunda parte. Pero hay un segundo, tercero, cuarto… y quinto libro. Así que tendré que leer más, porque no me puedo quedar con las ganas.
Ah. Algo que me fastidió en todo el libro es que, como los Dollanganger son muy chulitos, Cathy y su madre, pensaran que ya tenían la vida solucionada. Como si la belleza lo fuese todo.
—El mal y la corrupción están en los ojos del que mira —continuó, apresuradamente, como ansiosa de hacernos ver su punto de vista—. Vuestro abuelo es capaz de encontrar defectos hasta en un ángel, porque es ese tipo de hombre que espera que todos los miembros de su familia sean perfectos, aunque él no lo es en absoluto. Pero no se os ocurra decírselo porque sería capaz de matarnos —tragó saliva nerviosamente diciendo esto, como si sintiera náuseas de lo que iba a decir a continuación—. Christopher, yo pensaba que, en cuanto estuviéramos aquí, podría hablarle de ti y decirle que eres el chico más listo de tu clase, y que siempre has sacado las mejores notas, y también pensé que en cuanto viera a Cathy y se enterara del gran talento que tiene para la danza, con esas dos cosas solamente tendría bastante para convencerle, sin necesidad siquiera de enseñarle a los gemelos, con lo guapos y buenos que son, y ¿quién sabe el talento que tienen y desarrollarán con el tiempo? Creí, tuve la esperanza, de que cedería con facilidad y diría que se había equivocado al pensar que nuestro matrimonio había sido malo.
—Mamá —dije débilmente, casi llorando, dices todo esto como si ahora no fueras a contárselo nunca. No nos querrá nunca, por muy guapos que sean los gemelos y muy listo que sea Chris y muy buena bailarina que yo sea, nada de eso va a convencerle, porque todavía nos odia y piensa que somos la progenie del demonio, ¿no?