Queridxs amigxs:
Esta entrada se iba a llamar "Metas personales y literarias del 2020", porque comencé a escribirla en enero de este año, cuando uno se siente muy emocionado por plantearse metas y quiere comerse, no el mundo, sino el universo entero. La cosa es que la entrada quedó olvidada y se empolvó, así que hoy me acerco temerosa para darles la bienvenida a mi Ted Talk.
Para empezar, hablemos de cómo este año me estaba proponiendo arrancar con el pie derecho, estando super activa en el blog. Y es que realmente disfruto estar acá, pero honestamente, en los últimos años, tener un blog se volvió más una obligación conmigo misma que un hobbie. Lo consideraba un trabajo, leer y reseñar, ver películas y reseñar, generar contenido hasta por los codos y... bueno, siendo sincera eso ocurrió una vez. Después, ya no pude continuar viendo el blog con los mismos ojos y no fui capaz de encontrarle el gusto. Comencé a dejar comentarios solo por dejarlos, a visitar blogs porque quería tener más visitas y comentarios, comencé a frustrarme cuando vi que todos crecían menos yo, que todos colaboraban con editoriales menos yo, que todos publicaban harto menos yo... Y así, las comparaciones fueron inevitables durante años y años y cada vez me fui hundiendo más y solo viniendo a hacer visitas de doctor. Algo por aquí y por allá, porque me enorgullecía decir: tengo un blog.
Esta entrada se iba a llamar "Metas personales y literarias del 2020", porque comencé a escribirla en enero de este año, cuando uno se siente muy emocionado por plantearse metas y quiere comerse, no el mundo, sino el universo entero. La cosa es que la entrada quedó olvidada y se empolvó, así que hoy me acerco temerosa para darles la bienvenida a mi Ted Talk.
Para empezar, hablemos de cómo este año me estaba proponiendo arrancar con el pie derecho, estando super activa en el blog. Y es que realmente disfruto estar acá, pero honestamente, en los últimos años, tener un blog se volvió más una obligación conmigo misma que un hobbie. Lo consideraba un trabajo, leer y reseñar, ver películas y reseñar, generar contenido hasta por los codos y... bueno, siendo sincera eso ocurrió una vez. Después, ya no pude continuar viendo el blog con los mismos ojos y no fui capaz de encontrarle el gusto. Comencé a dejar comentarios solo por dejarlos, a visitar blogs porque quería tener más visitas y comentarios, comencé a frustrarme cuando vi que todos crecían menos yo, que todos colaboraban con editoriales menos yo, que todos publicaban harto menos yo... Y así, las comparaciones fueron inevitables durante años y años y cada vez me fui hundiendo más y solo viniendo a hacer visitas de doctor. Algo por aquí y por allá, porque me enorgullecía decir: tengo un blog.