Titulo: Luces del Norte. La Materia Oscura #1.
Autor: Philip Pullman
Traducción: Roser Berdagué
Editorial: Ediciones B
Páginas: 379
ISBN: 978-84-666-3622-3
Publicación: 2007 (1ra edición en 1999)
Secuela: La Daga
Saga: La Materia Oscura (1/3)
Contraportada:
El extraño y secreto aletiómetro que Lyra posee la obligará a emprender un increíble viaje que habrá de llevarla a las gélidas tierras árticas, donde reinan los clanes de las brujas y luchan los osos polares.
El destino que la aguarda puede tener consecuencias inconmensurables más allá de su propio mundo…
Reseña:
Narrado de una forma muy amena y maravillosa, se nos presenta esta primera entrega de la tan afamada trilogía de bestsellers infantiles
La Materia Oscura, donde conoceremos a Lyra Belacqua, una carismática jovencita de 12 años de edad muy intrépida y extrovertida a la que acompañaremos a lo largo y ancho de todas sus aventuras en los próximos tres libros. Ella vive en el Oxford de un mundo paralelo al nuestro, siempre en compañía de Pantalaimon, su daimonion, que en ese mundo son eternos compañeros con forma de animal que nacen, crecen, envejecen, piensan, sienten y mueren a la par que su humano correspondiente. Dichas criaturas tienen la habilidad de cambiar de forma (siempre animal) a su antojo mientras que su alma hermana siga siendo niño. Pero al crecer, se ven obligados a elegir un estado permanente. Cosa que al parecer es ocasionado por algo llamado
“El Polvo”. Pero, ¿qué es El Polvo? Pues al parecer no se sabe completamente, o nadie quiere decirlo, pero no solo parece ser el causante de que los Daimonions dejen atrás la habilidad de cambiar de forma, si no de muchas otras cosas. Aquí entre nos, he escuchado que la iglesia cree saber que tiene algo que ver con
el Pecado Original…
Hablar de Luces del Norte me resulta difícil, he de admitirlo, y es que es un mundo tan complejo, tan completo, tan grande, con tantos personajes, sucesos y bifurcaciones en la trama que no se exactamente sobre qué hablar. Además de que, como (casi) siempre, siento como que estoy develando algo que deben, y repito, deben, leer ustedes mismos.
Opinión Personal:
El primer pensamiento que he tenido al terminar el libro (y mientras lo leía, también) fue “¡Ah! Pero qué buena historia…”. Sí, me gustó mucho, he de admitirlo; peeero, sigue estando presente ese bichito incómodo dentro de mi que no me ha dejado disfrutar del libro en su totalidad; y es por toda esa polémica sobre las más que clarísimas criticas a la iglesia que albergan detrás de esta historia aparentemente “infantil”, que no tengo desagrado hacia ellas, no, para nada, se los digo de una vez para no tener que aclararlo después, me encantan las críticas, el cinismo, el humor negro, la sátira, y todo eso, y qué mejor si es hacia la comunidad eclesiástica; me resulta divertido, e interesante. Sin embargo, en algo sí que no he estado de acuerdo, y es que en cierto punto de la historia, éste señor, Pullman, ha tomado parte de la Biblia y la ha modificado. Para que concuerde con su historia, claro, eso lo entiendo, pero yo, como cristiana de cuna que soy, me he sentido muy incómoda al respecto. Aunque eso que se dice de que pueda o no “inducir al ateísmo” me parece un sarta de soberanas tonterías, vamos, por favor, es una historia de fantasía, no un libro evangelístico ni nada que se le parezca.
Aunque claro,
también está todo este asunto del famoso “aletiómetro”, con el que no tenía problema alguno hasta que, ya avanzada la historia, llegando a una parte en la que se tocaba poco más a fondo dicho tema, reflexionábamos más sobre su procedencia, funcionalidad, y lo que representaba. A la par que Lyra.
Y no he estado nada conforme con lo que se nos ha dado a entender. Dicho objeto, mejor conocido como la brújula dorada, para que me entiendan, es un artefacto misterioso que ha sido entregado en las manos de esta adorable niña, muy astuta y singular ella, sin duda. No contiene instructivo alguno, y son pocos en la tierra los que conocen sobre su funcionalidad. Pero el caso es que
el objeto tiene la habilidad de contestar las preguntas o dudas que albergues, todas, no importa el qué, tú preguntas, y él te responde por medio de símbolos, que tienen muchas interpretaciones. Todo lo ve, todo lo sabe, todo te lo contesta. Y, dicho sea todo, que
se me ha figurado como una especie de ouija, y a mi se me ha puesto los pelillos de punta. No he tenido mayor problema con él pero, oiga, ¿cómo es que se le presenta eso a un público “infantil”? Vale, aunque apuesto a que ellos ni en cuenta, por eso, los niños sólo encontrarán en esta saga, una bonita trilogía de fascinantes e inolvidables aventuras.
Dicho esto, y con mi confundida mente (que no se decide por qué sentir hacia dicha saga) ya descargada.
Quiero hablar sobre otra cosa: La edición (*se escuchan truenos de fondo*). En esta ocasión no me explayaré tanto, porque quiero dejar ciertos asuntos para otro día. Solo decir que
me comienza a molestar en sobremanera eso de darle demasiada importancia a “la película de” y esas cosas. Es decir, miren la portada (la de hasta arriba, no la de la izquierda);
¡el titulo original a duras penas y se puede distinguir!. Y bueno, también un asunto de calidad en el texto. Que aunque hasta cierto punto me ha tocado una edición bonita, me he topado con una parte en la que se hacía un revoltijo entero que me dejó muy confundida por varias páginas, y es que al parecer, estaban mal acomodadas. La historia se cortaba, se saltaba una escena completa, y luego te dabas cuenta de que la página que debía de seguir estaba una o dos más adelante. Obviando las obviedades, a dificultado mi lectura y me ha confundido por varios minutos. Afortunadamente solo fue un error de 2 o 3 páginas, no más.
Y bueno, creo que esto ha sido todo. Si se lo preguntan: sí, voy a leer la trilogía entera. Como ya he dicho, descartando esos pequeñísimos detalles que me han incomodado, me ha parecido una historia excelente. De lectura obligatoria. Aunque sigo poniendo en duda eso de que lo hayan catalogado como Bestseller infantil, para mí, al igual que muchos otros libros “infantiles”, es mucho más que eso. Pero bueno, eso no me concierne a mí, a mí solo me concierne leer… y disfrutar.
Lyra se sentía a disgusto, desamparada. Las garras de tejón de Pantalaimon se hundían en la tierra al tiempo que seguía avanzando. Cuando tu daimonion tira del vínculo que lo une a ti se experimenta una extraña sensación de tortura, se trata por una parte de un dolor dísico y profundo en el pecho y por otra, de tristeza y amor inmensos. Lyra sabía que a Pantalaimon le ocurría lo mismo. Era algo que todo mundo siente a medida que va creciendo, un tirón que intenta averiguar hasta qué punto puede llegar sin romperse y un retroceso acompañado de un intenso alivio.
*Nueva cabecera cortesía de Bea Vizious, visítenla, léanla, ámenla. He dicho.*