Autor: Stephen King
Editorial: DeBols!llo
Páginas: 444
ISBN: 978 970 810 136 3
Opinión Personal:Octubre de 1932, penitenciaría de Cold Mountain. Los condenados a muerte aguardan el momento de ser conducidos a la silla eléctrica. Los crímenes abominables que han cometido los convierten en carnaza de un sistema legal que se alimenta de un círculo de locura, muerte y venganza. Y en esa antesala del infierno Stephen King traza una vaporosa radiografía del horror en estado puro.Todo un hito en la aclamada trayectoria del maestro indiscutible de la narrativa de terror contemporánea.
Para mí, es muy importante mencionarles que vi fragmentos de la película y que en alguna ocasión, escuché la línea principal de la historia, lo que de cierta manera me permitió adelantarme y encontrar un incentivo para finalizar el libro. Cuando me sumergí en las primeras páginas, pude encontrar que la narración de King era un poquito pesada, pero no tanto como para hacerme abandonarlo. Es más, me obligué a olvidar de quién era el autor y continué leyendo, un poco intrigada y muy desesperada: ¿Qué ocurrirá? ¿Cómo se desarrollará? ¿Hasta cuándo veré esa escena en la que…? Y entonces ocurrió que dejé de hacer tantas preguntas, de pensar tanto y me dejé llevar.
Me fue muy fácil comprender la postura y ponerme en los zapatos de Paul Edgecomb y de sus amigos Brutus, Dean y Harry, quienes también trabajaban en la penitenciaría. Lo que me encantó, fue que no solo disfruté la historia sino que reflexioné acerca de todas esas personas que, por algún error en sus vidas, están condenadas a muerte. Incluso unos días después, me encuentro recordando algunos momentos y pensando en el final, tan maravilloso final.
King muestra el lado vulnerable de los asesinos condenados a muerte, así como de los guardias de Cold Mountain (excepto de Percy Wetmore, que podría llamarse el archienemigo de la historia). Desarrolla bien a sus personajes, haciéndolos interesantes y participes de sucesos milagrosos y catastróficos. Desafortunadamente, no tuve suficiente de John Coffey, Bill Wharton ni de Delacroix. Quise más. Quiero más. Ellos son el centro de la historia, sin ellos nada hubiese sucedido; de pronto me encuentro dándome de bruces contra la pared porque no pude conocer más sobre la vida de John. Obviamente, lloré un montón en las última diez páginas. A mi parecer, Joh y Cascabel son misterios gigantescos de los libros que he leído.
“Estoy cansado del dolor que siento y oigo, jefe. Estoy cansado de vagar por las calles, solo como un tordo bajo la lluvia, sin nadie que me acompañe o me diga a dónde vamos y porqué. Estoy cansado de ver que las personas son malas unas con otras. Es como si tuviera trozos de vidrio en la cabeza. Estoy cansado de las veces que intenté ayudar y no lo conseguí. Estoy cansado de la oscuridad y, sobre todo, del dolor. Es demasiado. Si pudiera, acabaría con él, pero no puedo.”