Reseña | Yo, él y Raquel - Jesse Andrews

De cómo me enamoré de esta novela

Había escuchado de esta novela desde el año pasado y leí en algún lado que no seguía la fórmula común de las historias que tienen a un protagonista con una enfermedad terminal. No voy a negar que me gustan esas historias y que me encanta llorar hasta que los mocos se me escurrren por la nariz, así que ya teníamos un plus. Necesitaba leerla. En su momento disfruté mucho de Un amor para recordar, Bajo la misma estrella y Sing me to sleep; sin embargo, siempre me ha quedado cierta inquietud: la vida y la muerte son más complicadas que vivir un amor juvenil, amarse intensamente y decir adiós. Me gusta pensar que, si esto llegara a ocurrirme, podría encontrar la chispa y ver la vida tan hermosa como siempre ha sido y como es, así como te muestran en esos libros, donde el protagonista moribundo vive al máximo según las posibilidades que tiene. PERO no podía dejar de pensar que no había historias como las que yo quería leer, que fuesen un poco más amargas, agridulces tal vez... ¡hasta que encontré Yo, él y Raquel! ﾟ ▽ ﾟ 

Vi la adaptación primero y como me gustó muchito, pues tenía altas expectativas. Mi hermana leyó la novela antes que yo, me dijo que habían partes que estaban un poco aburridas y fue cuando comencé a preocuparme. ¿Y que tal si no es como quiero que sea? ¿Qué voy a hacer con toda mi emoción? Quizá no lo soportaré. Ya sabemos que la mente nos juega unas muy tremendas, así que me puse muy rapidito a leer para descubrir que, contra todo pronóstico propio, la novela es igual de agridulcemente adorable como la imaginé. 

Lo que más me gusta de esta novela es su estilo y su protagonista. Como Greg Gaines es aspirante a director de cine, intercala la narración con cortos y concisos guiones; también incluye letras en negritas, listas y títulos de capítulos muy chachis. Es sarcástico, un poco rarito, único, ¡y dice cada cosa rara que me hizo reír un montón! 

Entiendo que a muchas personas no les agrade demasiado, porque no a todos les va este tipo de humor. Pero a mí me encantó. Aparte que Greg me recordó un poquito a mí misma. Earl también es un elemento importante, al final es quien lleva la batuta y es la voz seria, emocional, aquel que hace reaccionar a Greg. Raquel, por el otro lado, no es la víctima de esta historia, no es la chica que vive su vida al máximo y que se enamora porque esa es la máxima experiencia que podría vivir antes de estar moribunda. Entre los tres, hacen la combinación perfecta para sacar la novela adelante con situaciones normales en la vida de estos tres adolescentes, en la que dos de ellos hacen pelis caseras y pierden el rato a lo loco, sumándose Raquel a ratos para entretenerse porque, veamos, está muriendo y no ha ganado un viaje a Holanda, ni se ha enamorado ni perdido la virginidad. No esperen una trama compleja ni mucho drama. No es el guión de una telenovela. Solo son tres amigos perdiendo el rato, dos haciendo una película casera para Raquel antes de que suceda lo inevitable.

No puedo hablar mucho de esta novela porque siento que, si la analizo y externo todos mis pensamientos y sentimientos, terminaría arruinando la lectura para otras personas. Solo puedo decirles que, en este mismo instante en que terminado de arreglar esta reseña, me han vuelto las ganas de volver a leerla. 

—Greg, tienes un maravilloso sentido del humor —me informó la señora Kushner—. No dejes que te lo quiten nunca, ¿de acuerdo? No pierdas ese sentido del humor.
—¿Quién me lo va a quitar? —pregunté, alarmado.
—La gente —contestó la señora Kushner. —El mundo en general.