De un gato y un bebé que llora

Hola, imaginaturianos.

Espero que estén todos muy bien y que, si están estudiando o trabajando o haciendo algo estresante, intenten respirar profundo y filosofar sobre la inmortalidad de los cangrejos. Que la vida es más bonitiquilla así, dicen. ¿Pero saben cómo la vida se vuelve esplendorosa? ¡Con gatos! Y a veces, con bebés humanos. Porque no todos los bebés humanos son agradable (vale, sí lo son, excepto cuando huelen mal o berrean infinitamente). Bien dice mi jefaza que en el mundo no hay rostros más bellos que el de los gatos y bebés, aunque los quokkas y axolotes no se quedan atrás. En fin, que toda esta cháchara es para decirles que este año estoy segura que Centinela, Santos y yo, cumpliremos nuestro Reto Literigatos por primera vez en tres ediciones. Estamos orgullosísimos de nuestro casi logro.

Esta vez, encontré un gatito en las hojas de Pandemonium, ése libro del que no tuve tan buena opinión (oigan, se lucieron con los comentarios, eh, ¡gracias!). Bueno, al menos sirvió de algo que leyera un libro que no me parecía tan agradable. A continuación,
el literigato:

De repente, veo un movimiento hacia la izquierda. Me vuelvo con un grito, empujando el arma. Un gato sale corriendo de detrás de un montón de bloques de cemento. Julián suelta el aliento y yo aflojo la presión en la pistola, relajando el cuerpo. El gato, flaco y con los ojos muy redondos, se detiene y vuelve la cabea en nuestra dirección. Maúlla lastimero.

Y como no nos dieron una descripción, pues yo pongo un gato hermoshito con ojos de Benedict Cumberbatch.

¿Y dónde está el bebé? Se preguntarán. Pues aquí, aquí lo tienen. Es un bebé que llora cada vez que su mami termina de contarle un cuento:

Yo creo que la mamá de este crío disfruta mucho decirte "THE END". Y, como alguien dijio: así lloré cuando leí el final de Harry Potter. Bueno, así lloré con la muerte de Dobby.

Espero que les haya gustado mi llegada espontánea. Los vuelvo a ver el dominguirris de descanso, el día en que me convierto en la Bella Durmiente.

Hasta entonces, pues.