Reseñas | En la vida real - Cory Doctorow & Jen Wang

 Anda es una estudiante de bachillerato que gusta de jugar videojuegos, así que cuando una chica super cool llega a su escuela para hablar sobre el rol de las chicas en la industria de los videojuegos, Anda se interesa mucho en saber del tema. Y así es como se inicia en un videojuego de rol, donde su avatar es una guerrera de cabello rojizo. Lo que Anda no sabe es que en el mundo de los videojuegos también hay quienes sufren al jugar, que no lo hacen por placer y que están allí buscando una fuente de ingreso. 

De esta manera, En la vida real toca un tema que yo pasaba totalmente por alto: el gold farming. Bueno, ¿y qué es? Pues resulta que en los videojuegos, hay personas que se dedican a recolectar objetos de valor y acumularlos, a tal grado que después pueden intercambiarlos por dinero real con otros jugadores, que están demasiado ocupados para dedicarse a recolectar moneditas u objetos con valor dentro del juego.

Anda conoce a Raymond, un granjero en el juego, originario de China, quien usa el traductor para darse a entender. Poco a poco, Anda y Raymond comienzan a entablar una amistad a larga distancia, por lo que pronto Anda descubre que Raymond trabaja como granjero por la gran carencia económica que tiene. Y es que Raymond solía tener otro trabajo, pero se lastimó la espalda al levantar unas cajas y ya no pudo continuar allí. Ahora se dedica a ser granjero para el juego, pero el dinero que puede ganar no se lo queda él, sino su jefe, quien tiene a un montón de chavitos como granjeros dentro del videojuego. 

En ocasiones Raymond tiene que ir a acostarse al baño para aliviar su dolor de espalda. Su actual trabajo no le proporciona seguro médico, por lo que no encuentra mejora. Tiene un mejor amigo que le da masajes a cambio de cigarros, ¿pero realmente es su amigo? ¿Qué clase de amigo te pide cigarros a cambio de masajes?

Anda, obviamente comienza a sentirse impotente por no poder hacer nada, especialmente cuando nota que Raymond no ha estado jugando. Se siente culpable porque fue ella quien persuadió a Raymond para que comenzara a exigir seguro médico con el resto de los chicos granjeros. ¿Algo le habrá pasado? 

Realmente me gustó mucho la reflexión que vino después de leer esta novela gráfica. Es obvio que Anda está en una mejor situación que Raymond, tiene más privilegios: ella puede ir a una escuela y tener servicio médico, mientras que Ray no tiene ninguna de esas cosas. Me habría gustado que se explorara un poco más el dolor y la angustia de Raymond, ya que normalmente vemos más a Anda desesperada por ayudarlo. Me habría gustado verlo desde su perspectiva porque, como dije antes, Ray tiene una desventaja mucho mayor y eso habría dado una visión distinta y más cruda del problema. 

A pesar de la sencillez en su trama y de tener un final que no me dejó del todo satisfecha, reconozco que el diseño de personajes y la paleta de colores es preciosísima. Los granjeros están muy bonitos.  Otro plus es que es una lectura bastante ligera y amena, así que si tienen la oportunidad, no lo dejen pasar.